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Satoshi Waku: Cuento de manera irónica el fenómeno dekasegi

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Satoshi Waku

ROGER GONZALES ARAKI

Es de los pocos casos que un ingeniero de Sistemas es aficionado al arte, a la ilustración. “A veces me frustraba pero logré encontrar un punto medio entre mi carrera y el arte”, nos cuenta. Nació en Trujillo, “La Ciudad de Eterna Primavera”. Parece que el sol trujillano crea un contraste con el Sol Naciente, del País de sus Ancestros: Japón.

Obra de Satoshi Waku.

Es paradójico pero cualquiera pensaría que su carrera no tendría nada que ver con el arte, pero para él tienen mucho que ver porque las dos requieren de creatividad y de mucha planificación para cumplir con el “proyecto” final. Hay diferencia entre dar trazos con digitar en el teclado pero la labor es la misma: crear.

Su romance con la ilustración no fue como en otros artistas, con manga y anime, sino que se dio con los Comics. “Es curioso porque antes no era acérrimo a manga y anime pero sí al comic y poco a poco fui creciendo con la ilustración y manga”, recuerda.

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No ha viajado al Japón pero conoce mucho de él gracias a su padre. “Mi padre nació en Nagasaki y luego de la II Guerra Mundial su familia emigró a Brasil, Liberdade, Sao Paulo, ahí creció y aprendió japonés, creció en un Japón pequeño. Luego regresa a Japón, según lo que tengo entendido hay un evento que hacen en Japón y necesitaron mano de obra, les dieron facilidades y muchos regresaron para trabajar allá”, informa Satoshi agregando que ese hecho fue un motivo de inspiración para su trabajo expuesto en el V Salón de Arte Joven Nikkei.

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RESILIENCIA EMOCIONAL
Esto fue algo que Satoshi destaca de sus familiares que tuvieron que ir a Japón por un futuro mejor. “Rescato bastante la resiliencia emocional. Creo que ha sido clave porque fue una época muy dura, de mucha pérdida, tristeza tanto aquí como en Japón. Unirse con otra cultura, fue un choque cultural tremendo”, expresa. Agrega que fue importante relacionarse con gente de la comunidad latinoamericana.

CONTAR LA VERDAD
En su obra aprovecha la oportunidad de explicar la verdad de su familia, que no la tuvo nada fácil en Japón. “Si buscas brasileños japoneses en internet te saldrá la clásica la de ‘Vamos a Japón’. Ese poster que hicieron para incentivar a los brasileños para que vayan a Japón en los 70 es una promoción bonita sobre lo que es la migración pero porqué no contamos lo que de verdad pasó, de trabajos forzosos, de manera irónica”, expresa.

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Su trabajo consistió en representar con ironía la migración en esos tiempos, lo difícil que era ser dekasegi en Japón, por eso hizo una combinación del Ukiyo-e. “Hago una analogía de los años 90 con el siglo XVII que nace el Ukiyo- e, cuando pasa la capital de Kioto a Edo y hay como un ‘boom económico’, que es lo mismo que pasa en los 90. Muchas personas se van a otras ciudades y es una respuesta a que todo se mueve por lo material y trae tristeza”, revela.

No fue fácil adaptar la historia de su familia. “Creo que lo más complicado ha sido cómo plasmar de forma interesante y que identifique la historia de mis padres porque al principio no me hallaba”, dice Satoshi.

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Son 4 cuadros ilustrados a modo de portada de revista japonesa que tienen particularidades. La primera y la cuarta portada, retrata la historia de sus padres, la segunda y tercera explica el problema de no saber el idioma y más. “Las normas de los japoneses, las que no se dicen pero chocan horrible porque es otra cultura, como no hablar por teléfono en los trenes por ejemplo. Coloqué ventanitas que decían ‘no se puede actualizar’, no había opción a cambiar las normas”, puntualiza.

EL DATO

Puedes ver sus trabajos en su Instagram y su portafolio.

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