ROGER GONZALES ARAKI
Carlos Watanabe (36) vive en Shizuoka y es nikkei peruano. Llegó a Japón con su hermano en 1998 en medio del “boom” de los dekasegi. Su padre ya estaba desde 1990. Ya no tiene muchos recuerdos del Perú pero sí que estudió la Primaria en Chorrillos.
Su familia no participaba en la comunidad nikkei del Perú, por eso cuando viajó a Japón no conocía nada de dicho país. Luego de estudiar, a los 23 años de edad empezó a trabajar en el área de Recursos Humanos de un municipio. “Como soy latino me hice cargo de un grupo de latinos del área de Producción de fábricas aquí en Japón”, nos cuenta.
En el año 2016 tuvo la oportunidad de trabajar administrando el balcón de informaciones de extranjeros de la ciudad de Iwata, cerca a Hanamatsu donde hay bastante latinos “de casi 165 mil habitantes, casi 10 mil son latinos”, agrega Carlos.
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“Yo conocía la problemática de los latinos pero desde otro punto de vista. Sabía que siempre teníamos esa costumbre de quizás no trabajar correctamente, trabajar en un lugar 2 o 3 días y luego cambiarse de trabajo, no ser estable”, expresa.
Pero cuando entró a trabajar al municipio fue “chocante” para él por los casos diversos que pudo conocer. “Veíamos chicos de 16 o 17 años que venían a pedir un certificado domiciliario, nosotros les mostrábamos el formulario en portugués y no podían escribir, luego en japonés y tampoco. Eso me chocó porque dije que será de él”, recuerda.
EL INICIO DE SHIZULATINOS
Y es en 2017 que decide formar la asociación comunitaria Shizulatinos, que es una agrupación de ciudadanos latinos que tiene como finalidad ayudar a servir de puente entre la comunidad latina y japonesa.
Está conformada por 8 personas y han realizado muchas formas de ayudar a los latinos, como seminarios, también resolver todo tipo de consultas. “El punto que tiene Shizulatinos es informar. Lo que queremos primero es llegar al latino de a pie, al latino que está trabajando”, indica.
EMPRENDEDORES
Por otro lado, Carlos se dio cuenta de algo muy importante de los peruanos y también de los latinos. “El peruano y el latino aquí en Japón es emprendedor. Siempre quieren hacer otras cosas y vimos esas ganas que tenían y tratamos de invitar a especialistas, personas que hayan tenido su empresa y compartir sus conocimientos con la comunidad”, manifiesta.
HECHOS GRATIFICANTES
Entre esos hechos, siempre recuerda que el alcalde de ciudad de Iwata les agradeció por las actividades que realizan pero lo más gratificante para Carlos y el equipo de Shizulatinos es que pudieron dictar clases de japonés a una joven de 15 años que no sabía idioma y tenía que dar la prueba para ingresar a Secundaria Superior.
“Estudió japonés con nosotros, siempre le dijimos que no se rinda. Le dijimos que 1 año se ponga a estudiar. Estudió con nosotros y aprobó el examen y cuando salió la respuesta, me llamaron ella y su mamá y fue lo más gratificante que pude sentir en todo este tiempo. Esas cosas nos llenan”, indica.