HIROKI RAMOS NAKO
¿Te acuerdas de Skeletor? ¿Capitán Cavernícola? ¿Kid Buu? Seizen Takaeusu definitivamente lo hace, pues ha dedicado parte de su vida a hacer figuras de los personajes más emblemáticos de su infancia y de la de muchas personas. Le gusta enfocarse en villanos, pues para él ‘’son personajes más producidos’’, pero ha moldeado diferentes tipos de objetos, incluso algunos más personales.
‘’No he estudiado artes plásticas, pero es algo que me fascina’’, afirma con pasión. Primero él trabajaba en sus inicios con plastilina escolar, pero ahora sus herramientas son porcelana al frío y materiales reciclables. De hecho ha tenido una gran evolución autodidacta.
Lo que empezó como un hobby ahora se ha vuelto gran parte de su vida, sin ser su trabajo. Al quedarse sin espacio en su hogar, llevó sus figuras a su taller. Es ahí donde las personas empezaron a notar su talento. El proceso que tiene es mágico para él. Lo que antes demoraba semanas ahora le demora tres días, pero siempre el final es la mejor sensación para él. ’’Finalizar una figura es cerrar un ciclo’’, menciona.
LA PANDEMIA
Lleva con esto desde hace varios años, pero en pandemia pudo exponer finalmente sus creaciones a todo el público en el Real Plaza de Centro Cívico. Fue para él una experiencia inolvidable.
«Lo que hacían era quedarse mirando y reconocer algunos personajes, y eso me sigue motivando’’, dice.
Sin duda ver a alguien reconociendo lo representado en tu trabajo e incluso intentando enseñar a sus hijos o nietos acerca de este debe ser una experiencia emocionante. La nostalgia parece ser un alimento para el corazón que reúne a muchas personas a pesar de las adversidades.
Además de este gran logro, el artista plástico ha aprovechado la coyuntura para renovar su técnica. ‘’Esta pandemia me ha ayudado a buscar materiales y tonalidades’’, explica. Poco a poco va haciéndose más experto. Si bien aún no vende ni realiza comisiones de figuras, tal vez en algún momento pueda vivir de lo que ama.
LO PERSONAL TAMBIÉN ES ARTÍSTICO
No todos son héroes o monstruos, pues Takaesu también ha dedicado su arte a su familia. La pieza más sentimental y que él aprecia más de toda su colección es una representación de su padre. Con su lampa, pantalón arremangado y mirada hacia su chacra; así lo recuerda en una figura en donde lo plasmó eternamente.
