Por Paula Carrera Peralta
A lo largo de los últimos años, con la creciente presencia de la tecnología en nuestras vidas, también creció la necesidad de tener en cuenta la literatura clásica, su impacto a lo largo de la historia, la evolución constante en la que nos encontramos, y de cómo esta forma de arte sigue siendo fundamental a pesar de los años pasados desde la creación de esta, impulsando a la sociedad continuamente.
Aunque estos libros sean «desactualizados» (cosa que no se puede negar), indiscutiblemente son necesarios para la educación de las personas. Según El País, en los Estados Unidos de América más de 10 000 libros han sido prohibidos, siendo varios de estos parte de la literatura clásica. Esto se puede considerar una de las mayores causas del porqué este país (según National Geographic en uno de sus estudios) es el segundo con mayor ignorancia geográfica, además de tener como una de sus mayores problemáticas la educación ineficiente. Y claro, ¿cómo van a lograr educar correctamente a su población si se les niega el acceso a unas de las mayores pruebas de nuestro avance y evolución como sociedad, tanto en nuestra vida diaria como en el arte? Porque la literatura clásica ayuda no solo a conservar el pasado, sino también a brindar a los lectores de todas las épocas el contexto histórico y geográfico de lo que están leyendo, junto al conocimiento de sus problemáticas, costumbres, y hasta expresiones y cosas usadas basadas en estos. La prohibición de obras literarias o el dejar de promover estas directamente es una manera de reducir el conocimiento general de las futuras generaciones, volviendo el mundo una bola llena de estupidez; ¿o no hay naciones ya demostrándolo?
Probablemente alguna vez hayas visto una serie o película. Bueno, eso es muy general, así que voy a explicarte un poco más sobre cómo estas muy probablemente no habrían sido posibles de crear sin la literatura clásica y su impacto. Obras literarias como Orgullo y Prejuicio de Jane Austen, Hamlet de Shakespeare o Frankenstein de Mary Shelley han causado un gran impacto en la industria del cine y hasta en películas o historias bastante recientes de varias maneras. Por ejemplo, El Rey León, historia que sigue generando millones de dólares y sigue siendo vista una y otra vez, no hubiese sido escrita si no fuera por William Shakespeare, quinientos años antes, escribiendo Hamlet. Ambas tienen casi la misma trama, a diferencia de sus contextos y personajes, lo que expande el legado de la obra original y hace que esta siga siendo útil en la industria años después. También hay obras que logran un impacto de diferente manera. A veces estas nos dejan un prototipo de personaje o un tropo que se vuelve crucial en obras o expresiones futuras. El retrato de Dorian Gray, por ejemplo, es una obra que nos deja el personaje locamente obsesionado con su belleza, el cual se usa e interpreta en montones de historias creadas hasta el día de hoy, hasta en series, dramas o incluso sátiras. La literatura clásica llegó a ser revolucionaria en su época, puesto que se volvió una novedad y, tras ello, una inspiración que ayudó a impulsar la creatividad sin importar cuánto tiempo pasara desde que hubiera sido escrita. Sin esta, varios avances en distintas industrias no hubieran sucedido y no sucederán en el futuro si dejamos de promover su enseñanza y lectura.
Sustentando los puntos anteriores, la presencia de la literatura clásica en las vidas de las personas sirve como un impulso a su propia expresión creativa. Esto ya lo sabemos, ¿pero cómo es que el expresar nuestra creatividad influye en nuestro bien como individuos o sociedad? Según una examinación de Ducel Jean-Berluche, investigador postdoctoral del Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de Texas en San Antonio, la expresión creativa es fundamental para promover el bienestar cognitivo, emocional, físico y social de toda persona, en toda edad. Asimismo, esta influye en el control de nuestras emociones, al igual que en nuestra flexibilidad cognitiva, lo que vuelve este tipo de expresión importante para intervenciones terapéuticas y de rehabilitación. Esto no solo vuelve la literatura clásica una inspiración para la expresión, también hace que, gracias a esta, se fomente el orden y la salud mental de los ciudadanos, volviéndose miembros útiles y capaces en la sociedad.
Finalmente, y para cerrar, podemos concluir con que la literatura sigue teniendo un impacto en la actualidad, al punto en que no solo se trata de un conjunto de libros antiguos y famosos, sino de un pilar para la sociedad actual y futura, al tener todavía material para cambiar al mundo, incluso en lo llamado “efecto mariposa”. Y si, aun después de estos argumentos, no estás de acuerdo con la posición de este texto, te sugiero abrir tu mente y ojos, y tal vez así te cures de tu ignorancia.