El 20 de junio se celebró el Día Internacional del Nikkei y si bien es cierto ya pasó pero creo que el ser nikkei perdurará siempre.
ESCRIBE: ROGER GONZALES ARAKI / @rogergonzales5_
Mis bisabuelos por el lado materno eran japoneses, no tengo mucha información de ellos realmente pero por las referencias, eran muy trabajadores.
Hago mal en no saber casi nada de ellos, lo acepto pero es que quizá tiene que ver con el hecho de que yo sea de la cuarta generación (yonsei). Quizá sin darnos cuenta los de mi generación nos hemos alejado de nuestras raíces. Lo argumento pero no lo justifico.
A quien sí conocí mucho fue a mi obaachan. Nisei, conservadora como los japoneses pero tenía su lado criollo como los peruanos. Vivió en La Victoria, casi todos sus nietos vivíamos cerca y recuerdo que era maravilloso reunirnos con ella y pasar a su lado cada fecha especial. ¡La casa se llenaba de nietos, corriendo para todos lados!
Siempre tan sencilla, le gustaba mucho vestirse de manera simple. Recuerdo sus faldas antiguas, me parece que ella misma las tejía con retazos- eso es lo que pienso- mirando televisión a todo volumen como Oshin, entre otros. Luego ya usaba audífonos (para nuestro bien).
Si bien es cierto una de sus hijas (mi tía) trabajaba en Inca Kola, mi obaachan prefería la Coca Cola y la tomaba a escondidas con su legendaria taza de loza que ahora casi no se ven ¡Una reliquia! Dicho sea de paso, en esas reuniones no podíamos tomar Coca Cola.
Y por el lado paterno, mis abuelos eran ancashinos, vinieron a Lima a hacer su vida y lo demás ya es historia conocida.
Gracias a esas raíces pude conocer más del Perú, saber qué es una yunza, o comer cuy. Mi abuela criaba cuyes. Recuerdo que cada fecha importante su casa era un jolgorio, escuchabas huayno y gente con olor a cerveza y con cara de alegría.
Hoy veo a mi padre con su celular viendo youtube y escuchando las canciones de la Sonora Matancera y otros grupos que no conozco pero sí recuerdo algunas canciones. Recuerdo las reuniones de mis abuelos en el Cercado de Lima, donde en ese entonces no había pista, solo tierra.
El Perú es un país lleno de razas distintas, de costumbres hermosas y de experiencias incomparables. Por un lado tenía a mi obaachan mirando películas japonesas en muchos casos, comiendo el nori, de niño no me gustaba pero hoy me encanta.
Mis apellidos tienen un hermoso contraste porque tienen de ambas culturas (de Perú y Japón) y una enriquece a la otra. Me gusta tanto el pollo a la brasa como los makis, me gusta tanto el lomo saltado como el katsudon, me gusta la blanquirroja de Perú como la azul de Japón. Disfruto tanto viendo los paisajes de La Incontrastable Huancayo como el Monte Fuji. Lo importante de ser nikkei es que también nos sentimos peruanos, y nos alumbran tanto el Perú como el Japón ¡Feliz Día Internacional del Nikkei!