KEZIAH HENRIQUEZ
La historia de Amparo Inamine, quién es bióloga de profesión comienza con el yoga desde el año 2012, actividad a la que se dedica exclusivamente como instructora desde esa fecha y hoy le trae satisfacciones.
En el 2005 participó por primera vez de una clase de yoga y a raíz de eso se enamoró de esta disciplina. En el 2012 hizo un profesorado de 200 horas certificadas pues sentía tantos beneficios que quería compartirlo con los demás. Adicionalmente hizo un par de profesorados de yoga para niños motivada por compartir también con los más pequeños esta maravillosa disciplina de la India.
El Ashtanga Yoga llamó su atención luego del profesorado y eso le motivó a enseñar en diversos centros, gimnasios y de forma particular. Movida por esa curiosidad abrió su estudio de yoga en el 2016 enseñando Ashtanga y yoga para niños.
ASHTANGA YOGA SE DISTINGUE ENTRE OTROS ESTILOS
Se caracteriza porque es un estilo dinámico, es una secuencia ya establecida y se aprende paso a paso cada quien a su ritmo y se añaden posturas nuevas siempre que se aprendan las anteriores. El nivel de dificultad aumenta a medida que se avanza en la secuencia pero ésta puede adaptarse a cada persona. La respiración, enfoque y activación de ciertos “candados energéticos” hace que sea una práctica dinámica que ayuda a desintoxicar el organismo fortaleciéndose. En cualquier parte del mundo la práctica y metodología de enseñanza de Ashtanga es igual. En otros estilos de yoga no hay una secuencia ya establecida necesariamente y puede ser más suave.
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LA PRÁCTICA DEL YOGA EN EL COVID-19
A raíz de la pandemia empezó a dictar las clases en forma virtual e incluyó el yoga en Silla para adultos mayores por la necesidad de ayudar en un principio a su mamá y suegra y luego amplió para otras personas de diversas edades.
A partir del confinamiento tuvo que cambiar por completo la modalidad de enseñanza de presencial a virtual, asumiendo que muchos alumnos no se adaptan a dicho cambio y por ende verse perjudicada económicamente.
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Por otro lado, la pandemia ha sido motivo para “reinventarse” y seguir adelante ayudando a más personas, así surgieron las clases de Yoga en Silla y Yoga Básico y pudo también expandir fronteras gracias a la virtualidad (que mantendré aún cuando vuelvan las clases presenciales).
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SIN LÍMITE DE EDAD
Se tiene la idea de que Ashtanga requiere unas condiciones físicas especiales, percepción por algunas posturas difíciles o raras, pero todos pueden aprender y practicar Ashtanga Yoga.
Amparo ha tenido alumnos de todas las edades aprendiendo Ashtanga, desde una niña de 9 años hasta una persona de 84. Para ella la práctica se adecúa a uno y no al revés. Es importante respetar el ritmo del cuerpo, sin ego ni expectativas pero con disciplina y constancia.
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“Para los adultos mayores de 60 años, ésta disciplina milenaria originaria de la India posee muchas virtudes, conjugando en armonía el cuerpo, la mente y el espíritu; dando honor al sánscrito de su palabra YOGA, como son las vibraciones esenciales de todo lo que existe y tienen un poder de sintonizarnos con la inteligencia cósmica y, de esta manera, de sanar, equilibrar y elevar la conciencia. El yoga nos hace más resilientes y nos da calma frente a la emergencia sanitaria”, señala.
EL MUNDO GRATIFICANTE DE UNA SENSEI YOGUI
El camino del yoga puede parecer muy física, pero es una herramienta que le ha aportado al autoconocimiento; la aceptación, contentamiento, gratitud y fe es lo que le enseña su práctica diaria. Sacando lo mejor de nosotros en base a esfuerzo, disciplina, ética y humildad. Estar en el mat es como experimentar y entender la vida: hay posturas que nos gustan y otras que no queremos ni hacerlas pero hay que afrontarlas así como afrontamos las dificultades en la vida real.
Como instructora ha tenido varias experiencias gratificantes pero quizás las que más le enternecen son aquellas con niños y adultos mayores. “En los niños es ver que el yoga es natural en ellos, que a través de juegos, canciones y dinámicas pueden aprender a respirar, meditar y ser amorosos y empáticos. Y con adultos mayores ver las ganas, la fuerza interior y sus caritas sonrientes al final de la práctica”. En general lo más gratificante es sentir el cariño y gratitud por algo que hago con mucho amor.
Nos aconseja que para un principiante estar sobre la esterilla de yoga se necesitan de las ganas, constancia y deseos de aprender, ser sincero en cuanto a alguna dolencia y practicar sin expectativas que todo llega de acuerdo al esfuerzo, afirma la instructora.
EL DATO
Puedes consultar las clases de Amparo Inamine.
Redes Sociales: @samadhiashtangayoga
Contacto: 999 361 295