“La mejor manera de librarse de la tentación es caer en ella”.
(Oscar Wilde)
Lamento lo que le ocurrió a la cantante colombiana Shakira al día siguiente de llegar a nuestro país al inicio hace una semana.
Alucino que, ni bien dejó sus maletas en el cuartos del hotel, le dijo a su manager que el movimiento de sus caderas no iba a ser el mismo si es que no probaba una chanfainita, compartiendo en el plato un seco y también una carapulcra. Todo ello, por supuesto, precedido de una papa a la huancaína y choritos a la chalaca.
Así que su representante no tuvo mejor idea que sacarla de incógnito y llevarla a un mercado de Lince, allá por la calle Merino, para que la artista se despache a sus anchas y caiga en la tentación de la gastronomía peruana.
Lo que no sabía ella y todo su equipo de producción, es que tremendo atracón (más precisamente la leche un poco rancia del jugo surtido con el que cerró el festín) le iba a causar una infección estomacal, con un cuadro severo de huacha floja que la obligó a trasladarse a una clínica local para que con urgencia le maten al bicho.
Lamentablemente, ni todos los millones de dólares que cuestan sus movimientos contorsionados, ni los rezos de los miles de fans fueron suficientes para que se pueda recuperar de tamaño banquete, por lo que tuvo que cancelar uno de los dos conciertos que tenía programado ofrecer en nuestra capital.
Tal era la expectativa que había causado que inclusive muchas personas acamparon fuera del recinto para agarrar un buen sitio en la platea. Hasta habían venido de provincias para ver a su cantante favorita y disfrutar de la melodía del Waka-Waka.
(Es más que pertinente el uso de un peruanismo para dichas personas en esa situación: “Caballero no más”).
MÁS COLUMNAS DE KOKI HIGA
Koki Higa: Salir a correr
Koki Higa: El gato Coco
Koki Higa: La renovación del DNI (2da parte)
Koki Higa: La renovación del DNI
Intuyo que los organizadores tendrían en sus extensos contratos una cláusula que los exima de responsabilidad en caso la cantante sufra un episodio desafortunado con su salud estando en el país, y una intoxicación por probar comida peruana podría ser considerado un motivo de fuerza mayor.
Y eso que dicen los rumores que luego de su primera noche tenía planeado, ya que estaba en el Estadio Nacional, darse una escapada y probar los anticuchos de la tía veneno al costado del Parque de las Aguas. Si bien la artista tiene una abultada cuenta bancaria, ello no ha menguado el espíritu aventurero que destilaba desde la juventud. El plato iba a incluir papa, choclo y por supuesto una buena dosis de rocoto molido.
Pero nada de eso se pudo llevar a cabo. Para mala suerte la primera incursión gastronómica le significó una visita al gastroenterólogo, quien le recetó descanso absoluto y eso incluía a sus afiladas caderas.
Espero tenga una pronta recuperación, que siga su tour mundial y que pueda regresar luego al país para dar por fin su esperado concierto pendiente. Eso sí, en esa oportunidad estará bajo estricta vigilancia en el régimen alimenticio y solo podrá degustar pan chapla sin ningún tipo de relleno (a lo más, medio tamal de pollo) y emoliente, pero por si las moscas, sin alfalfa. No vaya a ser que también le caiga mal y tenga que volver a cantar esa famosa canción con Carlos Vives: La bicicleta.